domingo, 9 de junio de 2013

Desarrollo o desarrollos “La yuxtaposición de la concepción desarrollista occidental frente al mundo indígena”




El Estado nacional, tal como había sido creado en Gran Bretaña, Estados Unidos y Francia, y que era sobre todo un conjunto de mediaciones entre la  unidad de la ley o la ciencia y la diversidad de las culturas, se disuelve en el mercado o, a la inversa, se transforma en un nacionalismo identitario intolerante que desemboca en el escándalo de la purificación étnica y condena a las minorías a la muerte, la deportación, la violación el exilio” (Touraine, 2001)


La incursión en la modernidad reúne varias disyuntivas o discusiones alrededor de la interpretación del conglomerado de términos que abarca dicho espacio temporal, tanto desde la teoría como desde la práctica. El primero de éstos, es la concepción de democracia como un régimen o ideología política incluyente, dónde, puede interpretarse dicha inclusión como un absoluto abarcador exterminador de la disidencia, tal y como se ha evidenciado en la historia del Estado moderno.

Para ingresar en ésta discusión o análisis, es menester, más allá de la práctica, observar la permeabilidad de su ideología en la mente de la humanidad, la cual ha  desplegado la concepción de superioridad, de un limitado grupo emancipado por su capacidad de adquisición  económica, política y religiosa, promoviendo,  tal y como lo plantea Arendt, la cientificidad de la razón como única verdad absoluta sobre el deber humano.

“Las ideologías son conocidas por su carácter científico: combinan el enfoque científico con resultados de relevancia filosófica y pretenden ser filosofía científica La palabra «ideología» parece implicar que una idea puede convertirse en objeto de una ciencia de la misma manera que los animales son el objeto de la zoología, y que el sufijo -logía en ideología, como en zoología, no indica más que las logoi, las declaraciones científicas sobre el tema” (Arendt, 1998)


La distribución desigual del poder, conjugada con la concepción de modernidad como el desarrollo inmediato basado en la superposición humana sobre la naturaleza, ha llevado a los hombres a los límites de su invención bajo la idea de una superación del hombre a raíz de la conquista y eliminación de la diferencia. Bajo el discurso moderno del desarrollo económico dibujado en la implementación de tecnologías de alto alcance, las cuales para lograr su máxima expresión necesitan irrumpir y destruir la concepción de minoría, llevándola a su máximo de colectividad.

Así, el desarrollo de actividades basadas en la satisfacción diaria de las necesidades básicas humanas empieza a desdibujarse bajo el argumento de nuevas necesidades que, gracias a la imposición social, logran volverse más básicas que el simple hecho de comer o dormir. La simple idea de considerar volver en sí mismo, mirar hacia adentro se convierte en un desafío de supervivencia social, pues la vida deja de ser vida en el sentido per se para convertirse en vida pública, vida social; es en torno a lo social y a la capacidad de adquisición que emergen nuevos paradigmas sobre la modernidad. Pues es sólo a partir de la vida en comunidad que esa concepción de democracia como “poder de las mayorías” que logra infringirse un control total sobre la población.

De lo mencionado anteriormente es factible evidenciar cómo “aproximadamente el 40 por ciento de la población del mundo no tiene acceso a una asistencia sanitaria profesional y, a pesar de ello, los países en vías de desarrollo gastan tres veces más en armas que en sanidad” (Capra, 1993), además de las inversiones en tecnología que logran mantener su status de “desarrollistas” mediante la extrapolación no sólo del medio ambiente, sino también de poblaciones marginadas y denominadas pobres por la ausencia de las tecnologías de punta promovidas éstos magnates.

La riqueza, bajo el nuevo discurso ha sido promovida por los imaginarios del dinero, del uso del papel valor y la capacidad de adquisición conquistada a través de éste. De ahí que toda cultura alejada de ésta dinámica sea tildada no sólo de subdesarrollista, sino también de incivilizada y decadente. Esta concepción de riqueza ha doblegado a la naturaleza, siendo ésta pues la promotora de vida, a la necesidad de desvalorizarla y lograr utilizarla de forma infinita, siendo algo finito, en aras de llenar las arcas de las multinacionales.

Exponiendo el desarrollo como el atropello a lo natural, la debastación de los recursos y la eliminación parcial o total, de ser posible. La relación directa de política y economía la enamarca la Touraine al proponer la necesidad de “aceptar la idea de que la democracia corre gran peligro allí donde el Estado gobierna directamente la economía” (Touraine, 2001).

Ya que se nula la posibilidad de inclusión y respeto de las minorías bajo la imposición del PODER mediante una violencia directa justificada en el desarrollo de las mayorias. Las cuales a su vez engañadas, conciben la modernidad como el desaforo de tecnologías vanguardistas, declinando toda oportunidad de generaciones futuras a conocer un mundo natural, real como la madre tierra.

Ahora bien, la incapacidad de la modernidad, tal como lo evidencia el Fausto de Goethe, de aceptar o incluir cualquier tipo de diferencia que piense o contradiga su ideología, incita a replantear ¿qué tan moderno puede erguirse una ideología o civilización? O simplemente ¿qué tan civilizado o moderno es en realidad la misma modernidad desde la concepción de destierro de toda diferencia, siendo éstas las que aportan y brindad múltiples perspectivas al “desarrollo”? ¿Es simplemente una forma de eliminar la libertad de pensamiento bajo el yugo imperialista?

El desarrollo de una civilización continua cuando ésta logra responder con éxito al estímulo inicial, generando una serie de impulsos culturales que la llevan más allá del estado de equilibrio: se llega entonces a una situación de desequilibrio que supone un nuevo estímulo” (Capra, 1993)


Una evidencia real de esto se observa en la disputa generada por el Estado Colombiano, alineado con las multinacionales Oxy y Shell, con la Tribu Indígena U´wa en el marco de un proyecto petrolero en el territorio sagrado de ésta tribu. Los U´wa, o Tunebos como también se conoce a éste pueblo, se encuentra ubicada en un espacio geográfico amplio del territorio Colombiano que comprende departamentos de: Boyaca, Arauca, Casanare, Santander y Norte de Santander.

Más específicamente en la Sierra Nevada del Cocuy, situada en los Andes Nororientales del Estado Colombiano. Su riqueza natural distribuida en minerales, fauna, hídricos y flora, ha generado que durante décadas hayan sido foco de expropia miento territorial no sólo por parte de la comunidad mayoritaria en general, sino, más específicamente, por parte del Estado como veedor de su economía e influenciado por las magnas multinacionales imperialistas.


(Serje, 2003)

Sus raíces, su cultura, su lenguaje, su expresión corporal, política, lingüística y económica han sido amenazadas, más que por la llegada o superposición de nuevas culturas de la comunidad mayoritaria, por la imposición y desarraigo de sus tierras, siendo éstas el principal elemento de identidad de su comunidad, sustentado por un discurso “desarrollista” de las transnacionales petroleras apoyadas por el Estado colombiano.

Dicha controversia se inicia en el año de 1992, un año después de la entrada de la nueva Constitución de 1991 donde según el artículo séptimo “el Estado reconoce y protege la diversidad étnica y cultural de la Nación colombiana”, que complementado con el artículo 330, el cual reglamenta las funciones de los Consejos Indígenas obliga a éstos a “velar por la preservación de los derechos humanos, entre otras”.

La firma de “un contrato con la multinacional Occidental de Colombia Inc. Para que ésta iniciara labores de exploración y explotación de petróleo en una amplia zona del nororiente colombiano” (Novoa, 2011) generó una resistencia del pueblo U´wa cola fuerte argumentación de “la tierra es nuestra madre y posee por ello un valor sagrado, el territorio U’wa es su corazón; el petróleo es la sangre de la madre tierra, si se le extrae ella perecerá. Por encargo divino estamos aquí para protegerla de cualquier intento de agresión, así éste se haga en nombre de la civilización; si preservamos la tierra estaremos asegurando la vida presente, pero también la vida futura De tal modo que si se da inicio a las tareas de exploración, los U’was nos suicidaremos en forma colectiva” (Novoa, 2011)

Lo anterior evidencia disputa entre lo moderno y lo ancestral donde “los U´wa se sitúan como pueblo “tradicional”, un pueblo que ha mantenido un cierto estado de pureza, que prácticamente no ha sido contaminado por el contacto con la sociedad occidental” (Serje, 2003) y que a partir de la falacia económica y su apoyo “demócrata” se ve amenazado por una cultura globalizadora.

Aferrados a tanto a su tradición como a la legislación colombiana, siendo la misma mediante la cual el Estado promovió la irrupción de su territorio, y en respuesta a los múltiples actos violentos y “legales “por parte de las multinacionales, el pueblo U´wa reaccionó con el ultimátum de un suicidio colectivo en caso tal de verse comprometido su territorio.




(Serje, 2003)



Ahora bien, objetivo de la evolución, planteado por Hanna Arendt, como las etapas vitales de condición de vida del hombre desde la labor, el trabajo y la acción, han sido alteradas por el propósito final de la modernidad. Si bien es cierto que Arendt explica la labor como la consecución de actividades básicas, el trabajo como las actividades enfocadas a la creación de objetos y la acción como la trascendencia del ser, mencionada anteriormente. La modernidad, evidenciada en la situación de los U´wa, ha postulado el trabajo como acción, doblegando el papel real de ésta y obligando a las mentes manipuladas a concebir su realización última en torno a la producción de objetos, en éste caso la explotación de la madre naturaleza a favor del crudo. (Arendt, De la historia de la acción, 1995)

Así pues la comprensión del mundo y las diferencias que lo caracterizan ha sido distorsionada bajo la concepción demócrata de la igualdad y el poder de las mayorías. Discurso que no sólo elimina la capacidad de pensar del ser humano, sino que a su vez suprime la posibilidad de reconciliar la humanidad con la naturaleza.

La situación de los U´wa debe ser vista no sólo como la re significación y reivindicación del mundo con las culturas ancestrales, sino también como la necesidad de reivindicar la capacidad de pensamiento de la humanidad. Donde la se replanté la idea de desarrollo y modernidad a partir de la reconciliación del pasado y el futuro, marcado por la aceptación y el respeto de las diferencias como fuente de civilización y progreso.

“Hoy día, no mandan las gentes, no mandan los pueblos, hoy quien regula todo es el mercado mundial. Y todo el que se oponga a este sistema mercantil, se convierte en enemigo o terrorista del mundo, en un peligro al que hay que eliminar.”  (Cobaria, 2007)




















BIBLIOGRAFÍA


Nueva Constitución Política de Colombia; juio 04 de 1991. (2009). Bogotá: Unión Ltda.
Arendt, H. (1995). De la historia de la acción. Barcelona: Paidos.
Arendt, H. (1998). Los origenes del totalitarismo. España: TAURUS.
Capra, F. (1993). El Punto Crucial; ciencia, sociedad y cultura naciente. Argentina: Troquel S.A.
Cobaria, B. (7 de 12 de 2007). Los U´wa, lucha a vida o muerte. Obtenido de Enajenación mundial, opiniones sobre conflictos armados en Iberoamérica: http://enajenacion.wordpress.com/2007/12/07/los-uwa-lucha-a-vida-o-muerte/
Novoa, J. C. (02 de 10 de 2011). Los U´was: Una revelión Contra el Sino Trágico del Desarrollo. Obtenido de http://josecuesta.obolog.com/urwas-rebelion-contra-sino-tragico-desarrollo-1268882
Serje, M. (2003). ONG´s, INDIOS Y PETRÓLEO: EL CASO U´WA A TRAVÉS DE LOS MAPAS DEL TERRITORIO EN DISPUTA. Bull. Inst. fr. études andines, 101-131.
Touraine, A. (2001). ¿Qué es la democracia? México: FONDO DE CULTURA ECONÓMICA



DIANA MARÍA TORRES CHICA.


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